Hace unos días deambulando por una de las redes sociales de obligada presencia dí, quizás por azar o por destino, con algunas de las fotos de un compañero de facultad fallecido meses atrás.
La sucesión de momentos felices y proyectos truncados, condensados en cientos de fotos y mensajes, sólo se vió interrumpida por las lagrimas que me nublaron la vista…y que dejaron paso a una enorme sonrisa.
Porque allí permanecerían, eternamente detenidos, los mejores momentos de toda una vida.
In memorian de N. y de todos aquellos a los que el cáncer segó sus sueños.