En la actual era digital, resulta imprescindible para cuantificar el grado de desarrollo de un país incluir el índice de penetración de internet ya que de él, en gran medida, va a depender el desarrollo futuro.
Que el mundo es un lugar poblado por desigualdades, no es nada nuevo e internet, en tanto que alter ego virtual, no podía ser más que un fiel reflejo. Aún siendo consciente de ello, no deja de llamarme la atención la creciente brecha digital entre continentes y países.
En Europa está conectada el 48% de la población, en África el 5,6% y en Asia el 17,4%. Europa representa el 11% de la población mundial, África y Asia el 76%.
En Alemania la conexión a internet llega al 55,2% de la población y en Bulgaria, uno de los últimos países incorporados a la Unión Europea, sólo al 7,4%. La diferencia es de casi 48 puntos mientras que Berlín y Budapest está separadas por tres horas de avión.
Disparidad que se reproduce en el resto de los continentes: Asia, en Corea del Sur el índice es del 76% en Myanmar del 0,1%; África, en Egipto del 10,5% en Ghana del 0,9%; América, en Chile del 50,9% y en Nicaragua del 2,7%; y, Oceanía, en Australia del 80,6% y en la vecina Indonesia (Asia) del 10,5%.
Y es que mientras el primer mundo ya habla de web 2.0, cloud computing o web semántica, dos tercios de la humanidad están aún en fase beta.
Datos del resto de países, aquí.
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